No sabe nadie lo que agradezco al colegio poder haber hecho el camino con él, con mi clase. Si me preguntaran ahora mismo si lo repetiría no tardaría en dar un sí por respuesta, pero no con una clase cualquiera, con mi clase, con mis compañeros, con los que durante una semana compartí mi vida, los que fueron mi familia en esa semana, con los que me desahogué, a los que escuché, con los que me reí y con los que lloré. Después de 3 años lo conseguimos... ¡Somos una piña! Esa piña que Saura, en 1º de ESO, quiso que fuéramos.
Te das cuenta de que no sabes nada de tus compañeros, de que no necesitas tantas cosas para vivir tu día a día, que nada es imprescindible. Ves hasta dónde puede llegar tu capacidad de superación, que tu orgullo te hace seguir. Ves también el lado más humano de los profesores, donde Desi hace de amiga, Roberto de enfermero y bufón, Juanan de madre y Fernando de cocinero.
Todos los días tienes un momento único para ti y sólo para ti.
Ese momento es el momento del diario. Cada uno escribe lo que quiere, lo que piensa y, lo más importante, LO QUE SIENTE. Empiezas a valorarde otra forma la vida normal, de estrés, de exámenes, de rutina...
"Tú no haces el camino, el camino te hace a ti".
Os cansaréis de oir palabras bonitas, pero estas palabras no veréis que son ciertas hasta que terminéis y salgan de vuestra propia boca. Hablaréis con muchos peregrinos de los cuales aprenderéis cosas y compartiréis sentimientos.
Realmente cuando llegas a Palencia se te olvida todo lo malo, automáticamente se borra de tu mente. De verdad, si dudáis entre ir o no ir, creo que la respuesta es obvia: IR
